CENTRO DE ADORACION FE UNIDA·SÁBADO, 22 DE SEPTIEMBRE DE 2018
2 Corintios 4:8-9/ 8. que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9. perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; Toda la vida he tenido dificultades, desde que tengo razón, enfrentó muchos problemas y por muchas ocasiones incluso he llegado a pensar que todo es como una espiral sin fondo, del cual no podría salir. Si hay un hecho que no podemos desconocer, es el engaño que se ha dado en algunas congregaciones, donde afirman a las personas que llegan a sus reuniones, venga a Cristo y sus problemas se acabaron, ahora vivirá una vida de bendición y prosperidad. Pero la realidad es otra, los problemas no se acaban al contrario, parece que aumentan, pero tenemos ahora una gran ventaja y es que ya no estamos solos, Cristo está con nosotros presto para ayudarnos en medio de las dificultades. Y algo mucho más importante, como veíamos el día de ayer, es que los problemas, pueden beneficiarnos. Claro, es una perspectiva que tal vez no comparta conmigo, pero puedo asegurarle que es real. A partir de las dificultades aprendemos mucho. Los errores nos permiten crecer. Es evidente que no siempre estamos en medio de felicidad. Enfrentamos tropiezos, generalmente inesperados. Ponga atención en lo que el apóstol Pablo, dice en su carta a los creyentes de Corinto, ya que en esta les dice,: " Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. (2 Corintios 4:7-10). Tome nota de algo sumamente importante: no debemos desesperarnos ni rendirnos aunque se levante la tormenta a nuestro alrededor, y además, es imperioso aprender a perseverar a través de los problemas. Con base en esto podemos concluir que, en nuestro diario vivir al lado de Jesús, lo que experimentamos es un proceso constante de aprendizaje y crecimiento, tanto personal como espiritual en el que los contratiempos juegan un papel importante. ¿Cuál es mi argumento para afirmar esto? La certeza de que los problemas son naturales en la vida de toda persona y más cuando somos cristianos, porque al vivir para Cristo, no compramos un seguro contra toda contrariedad. Como mencione anteriormente, los problemas nos toman muchas veces por sorpresa, los problemas no deben impedir nuestro crecimiento personal y espiritual. Por el contrario, debemos tener claro que la vida cristiana tiene una dinámica que tiende a llevarnos hacia una madurez espiritual. Y es precisamente esto lo que aprendió el apóstol Pablo y lo describe en su carta a los hermanos de la iglesia de Filipos: " Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación." (Filipenses 4:12-14). Este pasaje es muy enriquecedor, hay mucho que podríamos hablar de él, pero en esta ocasión, quiero centrarme en un hecho fundamental y es que no somos perfectos. Por el contrario, estamos creciendo siempre. La palabra meta proviene del término griego Skopòs, que traduce "Una marca sobre la cual fijar la mirada. Un blanco" Es decir, usted y yo estamos de camino hacia un lugar específico, (La vida eterna) por medio de Cristo, andar en Su voluntad y como Él, en quien debemos poner la mirada. Las dificultades no deben desviarnos de ese objetivo. Si Dios nos sacó del pasado, donde estábamos inmersos en miles de problemas, eso no significa que podamos seguir atados en el pasado. Los errores ocurridos no deben amarrarnos. Si ayer vencimos, tampoco podemos gloriarnos en esas victorias. Los nuevos logros deben alcanzarse hoy, y eso es posible si nos mantenemos asidos de la mano de Jesucristo. Sólo de esta manera avanzaremos en el crecimiento de la fe cristiana, asumiendo nuevos pensamientos y actitudes conforme al Evangelio en el que estamos creciendo. El apóstol Pablo a quien hemos aludido una y otra vez, compara la situación con una batalla y llama a los creyentes a pelear, con constancia, asidos al amado Hijo de Dios (1 Timoteo 6:12). Este batallar nos obliga a guardar el testimonio cristiano y a no desviar nuestra mirada de la vida eterna, hacia la que estamos marchando así que animo hermanos vamos cada día confiando en el Señor, guardemos silencio ante El, medite en sus caminos y no se desanimen frente a los problemas. Comparta en la caja de comentarios y con su familia que le enseño el Señor este dia. Ore agradeciendo a Dios por sus problemas.